Por: José Edwin Sánchez
El dolor de tener una enfermedad mortal es una situación sumamente difícil para todo ser humano. Más aún, si al momento en que te la diagnostican, la vida te sonríe por completo.
Pero la fe en Dios todo lo puede, y eso lo vivió en carne propia Juan Díaz, que en 1996 fue desahuciado por los médicos al sufrir de leucemia (cáncer en la sangre).
«Fue algo muy dificil para mí, pero gracias a las medicinas naturales, estoy curado, y eso lo confirmaron los médicos que han seguido mi recuperación», aseguró Díaz.
Según Díaz, en ese entonces laboraba en la Policía Nacional y unos compañeros de trabajo lo llevaron donde el botánico Diomedes Ureña, quien le dio tratamientos que en corto plazo le devolvieron la salud y vida.
Fueron cerca de cuatro años que pasó postrado en una silla de ruedas, esa que ahora no utiliza para nada, ya que con ayuda de un aparato de apoyo, puede valerse por sí mismo y realizar sus actividades normales como toda persona.
«Esos años fueron muy difíciles para mí y mi familia». Gracias a Dios ya estoy sano y listo para salir adelante.
Ahora Díaz es conductor de buses en Tocumen, y a pesar de lo difícil que se encuentra la situación, se faja a diario para llevar el sustento diario a su familia.
Con 32 años de edad, pensionado por su enfermedad y con deseos de salir adelante, este panameño mira la vida con optimismo y solamente pide que se le ayude a conseguir un cupo de bus para tener algo propio que le permita seguir adelante.
Agradeciendo ante todo a Dios, a su familia y al Dr. Diomedes Ureña, Juan Díaz es uno de los muchos panameños que con mucha fe, vuelve a sonreírle a la vida.