Por: Josefa Marín Rubio
Diomedes Ureña cura con la fe ciega en Dios y con la botánica
En la gráfica se pueden observar a tres de las personas que el Naturista Diomedes Ureña, quien cura el cáncer con tan sólo la fe en Dios y la utilización de plantas medicinales de la región, en Bugaba, Concepción, en Chiriquí, ha tratado y curado.
En la gráfica se puede observar al Sr. Nicolás Gutiérrez, a la señora Ana Cecilia Menéndez y a la Sra. Toribia González Castillo, en la tercera fotografía. Estas personas están agradecidas profundamente con el “milagro que el señor Ureña ha hecho”.
Diomedes Ureña Cedeño, oriundo de la población de San Martín en Alanje, nacido el 6 de junio de 1948, fue mordido por una serpiente a los once años y curado por su padre quien pertenecía al Evangelio cuadrado, después de haber orado a Dios.
“Después de sanarme, debido al maltrato que la esposa de mi padre me daba a mi y a mis hermanos me independicé a los doce años y viajé a Costa Rica, donde pasó el tiempo y aprendí muchas profesiones como arqueología, fotógrafo, minero, etc”.
En 1973, Diomedes Ureña se enferma, pero esta vez de tuberculosis, al saber sobre su enfermedad, manifiesta a Dios que: “Dios mío si tú no me curas le diré al mundo que tu no existes y si me curas proclamaré al mundo lo que tu has hecho por mí”, y expresa que fue curado y que tiempo después volvió a enfermarse debido a un accidente, en el que una piedra lo golpeó en la parte izquierda de la mejilla y años más tarde, en mayo 9 de 1980, día en que muriera su padre, se acordó de Dios y él lo iluminó de que plantas debía emplear para curarse y así volvió a suceder una nueva curación en su persona.
Expresa que “Dios da siempre sus dones al ser más humilde y que él insta a las personas a que busquen a Dios mientras pueda ser hallado”.
A partir de unos meses Diomedes Ureña, panameño de 43 años, se ha dedicado a curar enfermos de cáncer en su casa consultorio, Bugaba, en Chiriquí, a los enfermos que han sido desahuciados por los médicos, “aquellos que sufren física y espiritualmente como yo sufrí, al saber que se pierden por dentro y no hay remedio para su mal”.
Expresan sus pacientes, que hay que tomar una medicina compuesta de plantas medicinales recogidas en la región, ya que Diomedes Ureña, cura a través de su fe ciega en Dios y botánica. Esta medicina cura los tumores malignos o cualquier otra enfermedad similar.
Una de sus curaciones puede ser testificada por el Sr. Pedro Serrano, a quien el señor Ureña, le sanó a su esposa, América Guerra, de cáncer. Dicha señora padecía de fuertes dolores provocado por la enfermedad y “a base de una pócima que le dio a tomar el naturista, ya mi señora, sanado gracias a la fe en Dios y a la de este hombre asombroso”.
Otra de las personas curadas por Diomedes Ureña, la señora Lidia Núñez, quien vive en Gómez, un pueblo fronterizo con Costa Rica, sufría de cáncer en la matriz, visitó al señor Ureña un 31 de marzo de 1990, “allí en su consultorio me dio a tomar los primeros medicamentos de pócimas de plantas naturales, me sentí mejor de salud y así cada ocho días lo visitaba, hasta que después de unos meses vi al doctor y asombrado me respondió que ya estaba completamente curada”.
Así decenas y decenas de personas pueden dar testimonio de estas curaciones que se dan en su consultorio en un ambiente tranquilo, sin premuras, en orden y respeto, con frases de asombro y agradecimiento hacia el único mortal que ha logrado vencer al cáncer.
“Son cientos de personas de distintas nacionalidades que pueden corroborar lo que he hecho” dice Diomedes Ureña que su caso más reciente fue el de un arbitro de boxeo Nicasio Lorenzo, de quien guarda una foto.
Por este consultorio pasan muchas personas con la esperanza de ser curadas por este hombre, Diomedes Ureña, que sin ningún tipo de tecnologías es capaz de sanar la mortal enfermedad que cobra miles de vidas en el mundo.